"-Quiero cortarme el cabello."
Desde hace días he tenido ese pensamiento rondando en mi cabeza.
No sé si habrá sido porque me vi una película en la que la protagonista se le veía perfecto su bob (Men, extraña película debo de decir), o si las chicas que no paran de aparecer en mi feed de Instagram me incitaron a desearlo.
No es la primera vez que tengo esta añoranza de querer hacerlo. En 2019, (wao, eso suena como si fuera alguien ya vieja) cuando estaba en la universidad, me sucedió lo mismo.
No pude aplacarlo hasta que mis tijeras, el espejo de mi habitación y un video de YouTube, fueron testigos de ese mal corte de cabello.
Sin embargo, ahora no quiero recurrir al mal uso de unas tijeras escolares y mi nulo entendimiento de estilista. Debido a que llevo años intentando cuidar mi cabello rizado, quiero darle el mejor tratamiento posible. Eso significa ir con una especialista de rizos para que me ayude a darle forma dependiendo de mi rostro.
Pero me ha sido difícil ponerme de acuerdo conmigo misma para realizarlo.
El deseo esta ahí, pero ¿y el coraje?
Porque, ajá, la necesitaré para la avalancha de comentarios que se vendrán una vez que me lo corte.
“Nooo, ¿por qué te lo cortaste?”
“Tan bello que lo tenías”
“Te ves muuuuy diferente”
“Me gustaba como se te veía antes”
“Te vez horrible, ha sido la peor decisión que has tomado en tu vida, ya no te ves linda como antes”
Ok, quizás estoy dramatizando un poco (mucho) en lo último.
Pero es que, ¿a quién no le ha pasado que le digan eso tras un corte de cabello? Más cuando solías tenerlo largo. Y es que hay que ser honestos. El cabello largo ha sido un gran referente de lo que es según la feminidad en la mujer. Pareciera que cuando uno se lo corta, es como si dieras paso a una rebeldía, que probablemente no es esa la intención, pero la gente se empeña en volver de eso su problema.
Y pienso que es más difícil cuando lo tienes rizado. Mi cabello está entre un 2b, 2c y 3a. El frizz, el volumen, la manera de definirlo. Ha sido un proceso difícil pero he llegado a amigarme con el, a diferencia de años atrás.
Sin embargo, ahora que tengo esa espinita de cortarlo... Me conozco, y sé que una vez que pienso en algo, me es difícil separarme de esa idea. No me desagrada mi cabello largo, pero estos últimos días no puedo parar de verlo como algo aburrido y sin gracia.
Claro, que sería lindo contar con la validación y que te hagan sentir más “valiente”.
Pero también hay que estar de acuerdo en que no debería porque importarme la opinión ajena.
Al final si hago un cambio en mi cuerpo, será porque yo lo quise.
Aún si familiares, amigos o gente cercana no están de acuerdo.
Y eso es algo que me cuesta entender, pero que debo hacerlo. Porque hoy es un corte de cabello, ¿que tal mañana?
La valentía no nace de las palabras de las demás personas, nace de lo que quieres para ti y que tan dispuesto a estas para ir por ello.
Ahora que dije un poco de palabras motivacionales ¿qué es lo que pienso?
Aún no estoy lista para hacerlo.
Pero entonces me pregunto... ¿Por qué quiero cortármelo? Más allá de lo aburrido, quiero tener una nueva imagen de mi misma, así como últimamente siento que estoy dando un cambio internamente, quiero también dar ese cambio en el exterior y que se pueda notar.
Sé que no hace falta cortarlo para hacerlo, pero pienso que verlo día tras día en el espejo me hará hacerlo. Debo dejar de pensar en lo que los demás creerán de mi. Quizás si me pone algo nerviosa que no me quede bien y me arrepienta, pero si es algo que estoy deseando mucho por hacer, ¿no vale la pena arriesgarse?
Debo dejar de pensar mucho y actuar más.
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