Me encuentro con el parabrisas moviendose de un lado a otro, puedo ver como a pesar de que intentan lo mejor posible por despejar mi vista, las gotas son mucho más rápidas para cubrir de nuevo el espacio limpio. Escuchó el sonido de la estática de la radio, la música feliz ya no está más para poder tranquilizarme. Solo pensamientos en mi mente vienen como espinas que quieren profundizarse en el corazón.
“No serás suficiente para él”
“Tarde o temprano esto terminará”
“¿Por qué te empeñas en intentar algo que no sabes si funcionará?”
“Quizás solo seas algo temporal”
“Habrá alguien más en su mente”
Inundan mi mente, así como mis lagrimas lo hacen en mis mejillas. Me digo a mi misma que estará bien, que es un huracán más que pasa en mi momento ansioso y de incertidumbre. Tengo el control de poder pararlo.
Aunque cada vez más, las frases se vuelven más hirientes y penetrantes. Pero sé que debo de cerrar los ojos y concentrarme en los momentos junto a él.
Al abrirlos, puedo verlo ahí en la acera, con un paraguas en mano y una mirada consoladora de que todo estará bien. Porque así es. Ya no veo las gotas caer agresivamente en mi vidrio, ni tampoco la estática. Puedo ver como el cielo se despeja para dar paso a los rayos del sol y un bello arco iris pintando el cielo dorado con rosa.
Me acerco a él y me rodea con sus brazos dándome ese calor de seguridad y amor que tanto necesitaba.
“Estarás bien”
Lo estoy ya.
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